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Esta es la Voluntad Presente de Dios:

"Unifiquense todas las iglesias en una sola y única"

LA CREACIÓN DEL UNIVERSO SEGÚN EL GÉNESIS

 

 

 

CRISTO RAÚL DE YAVÉ Y SIÓN

EL VENENO DE LA SERPIENTE

ANÁLISIS Y REFUTACIÓN DE LAS 67 TESIS DE ULRICO ZWINGLIO

 

 

QUINTA PARTE

 

LA INSTITUCION DIVINA DE LA CENA SAGRADA DEL SEÑOR

 

Pues si tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga la vida eterna en el Amor a su Hijo; tanto amó el Hijo a Dios y al mundo que no dudó en sacrificarse como Cordero para que en su Sangre todos hallasen en Él la Puerta a la Vida Eterna abierta.

Y de no haberse Sacrificado como Cordero nadie hubiese sido salvado. De no haber amado ese Hijo a Dios con fuerza infinita su Juicio caería sobre todos los hombres sin ofrecer misericordia ni tener piedad en razón de la ausencia total y absoluta de Esperanza de hallar en Dios un Corazón Tierno y un Espíritu  lleno de Compasión por la Tragedia del Género Humano.

Este Corazón y este Espíritu es el que el Hijo de Dios descubrió en su Padre y conquistado por su Ternura y Compasión le glorificó delante del Cielo y de la Tierra poniendo su Vida en sus Brazos.

Por esto dice el Salvador abriendo la Sagrada Cena:

Padre, llegó la hora; glorifica a tu Hijo,

para que el Hijo te glorifique,

según el poder que le diste sobre toda carne,

para que a todos los que tú le diste les dé El la vida eterna.

Esta es la vida eterna,

que te conozcan a ti, único Dios verdadero,

y a tu enviado Jesucristo.

Y en verdad la Imagen que se tenía de Dios en el mundo de los Hebreos era la de un Legislador Todopoderoso y Duro la Transgresión de cuya Palabra acarreaba la correspondiente Pena. El Poder de Dios, no su Amor, era la pantalla que les cegaba los ojos.

La experiencia milenaria les había endurecido a los hijos de Abraham el corazón y la mente haciéndoles imposible a Judíos y Paganos ver en Dios a ese Maravilloso Creador de Cielos y Tierra; Cielos y Tierra en los que la Manifestación de su Amor por la Creación se hace visible y llama a todas las Criaturas a su Paraíso.

Para esto, para descubrirnos ese Corazón Divino en el Todopoderoso Creador del Cosmos, nos envió Dios a su Hijo, quien siendo el Hijo de sus entrañas conocía esas entrañas como propias. Fue por ello que Judíos y Paganos, ambos forjados en el fuego de los milenios de las Guerras de los imperios, teniendo todos una piedra por corazón, el Amor de Dios no podía penetrar en ese escudo sangriento detrás del que todos se protegían de la Maldición, que sobre todas las naciones pesaba desde los días de la Caída del primero de los reinos que  conociera la Tierra.

Romper ese escudo, echar abajo ese Muro, hacer que la Verdadera Luz del Conocimiento Verdadero del Creador Divino llenase el vacío y exterminase las tinieblas de la ignorancia que la Muerte había sembrado en todos los corazones del mundo,  esta Victoria únicamente el Hijo de Dios podía entregársela a ese Padre Amadísimo Suyo, por Amor al cual ponía en sus Brazos su Gloria, la Gloria del Rey de reyes y Señor de señores de su Imperio.

No es en vano pues que conociendo este Amor Todopoderoso, de Hijo a Padre, Jesucristo dijera:

Ahora tú, Padre, glorifícame cerca de ti mismo

con la gloria que tuve cerca de ti antes que el mundo existiese.

Gloria, en efecto, que vemos restituida y multiplicada delante del Cielo cuando todos los Poderes de la Casa del Creador del Universo y del Cosmos proclamaron con una sola Voz:

Al que está sentado en el Trono y al Cordero,

la bendición, el honor, la gloria y el imperio

por los siglos de los siglos

Así pues, El Padre sienta al Hijo en su trono como Dios y Señor, de manera que la Adoración debida al Padre sea la debida al Hijo, y quien no adora al Hijo no adora a ese Padre que le sentó a su Diestra para recibir la Misma Adoración y Gloria que el Dios Creador de los Nuevos Cielos y la Nueva Tierra, Señor del Infinito y de la Eternidad.

Es pues la Cena del Señor la Conmemoración de la Victoria que revolucionó y reestructuró el Universo tal cual si a partir de Su Victoria hubiese sido fundado de nuevo y desde ella reconfigurada en un Espíritu Maravilloso la Creación: Hacer del Amor del Creador a su Hijo Jesucristo el Fundamento de la existencia de todas las cosas.

Y quien no ama al Hijo de Dios no ama a su Padre, y no entrará en su Paraíso, pues solamente los Ciudadanos de su Reino, cuyo Rey Universal Sempiterno es ese Hijo, Jesucristo, entrarán en el Paraíso de Dios y disfrutarán de la Vida eterna.

Aquellos pues que abominaron y abominan de la Cena del Señor, la MISA CATÓLICA, y declararon y declaran la Misa ser una Abominación se Rebelan contra esta Victoria, y porque condujeron a los Creyentes a las puertas del Infierno por esta Rebelión responderán ante el Juez Universal, ese Jesucristo en cuyo nombre, según ellos, abolieron la Misa y  la declararon un Invento de su Esposa, la Santa Iglesia Católica.

La MISA CATÓLICA fue inaugurada como Institución Sagrada por el Hijo Todopoderoso de Dios, Jesucristo, cuya Voz Omnipotente fue obedecida por los Cielos y la Tierra, y siendo reconocida por la Palabra del Hijo del Señor: Espacio, Tiempo y Materia se ordenaron según su Palabra acorde a la Sabiduría Omnisciente de su Padre.

La Cena Sagrada fue el Canto de una Victoria Eterna que la Creación entera celebró con Alegría infinita y será Celebrada por la Eternidad por todos los que le aman. Quien no celebra esta Victoria no entrará en el Paraíso de Dios. Porque aunque la Esperanza de Salvación Universal es la Gracia del Padre al Género Humano, el Espíritu Santo no dudó en decir: “Esperanza que se ve no es Esperanza”.  Palabra que los Enemigos de la Esposa del Señor conjuraron y se rebelaron contra su Sabiduría sembrando en los corazones y las mentes la Cizaña de la “Salvación por Predestinación” y por la “Fe sola”, tal cual aunque siendo discípulos del Diablo por el conocimiento racional de ser  Cristo hijo de Dios, Jesús debe quitarse de en medio y dejar pasar al Paraíso incluso a los “que violen a la Madre de la Iglesia, Santísima Virgen María”.

Contra la Sabiduría de Dios que nos llama a mantenernos en lucha constante por la salvación propia y de todos, creyéndose vencedores del Diablo y la Muerte esos rebeldes que se levantan contra el Hijo de Dios invocando a Cristo, conducen a los que le siguen a las puertas de su Condenación eterna. Pero la Puerta a la Vida eterna del Paraíso es la Victoria de Jesucristo, cuya Gloria se celebra en el Acto Sagrado de La Misa Católica, y el que abomina de este Acto de Alegría abomina de Dios.

El Juicio del Rey sobre todos los que fuisteis y permanecéis desligados de esta Victoria es de Condenación. Cada hijo conoce a su padre, y como tal os digo que si no aborrecéis a quienes os condujeron a las puertas del infierno, y permanecéis declarando ser la Misa una abominación, no entraréis en el Reino de mi Padre. El Reino del Hijo de Dios es reino de Alegría y Honor, Dignidad, Fuerza y Sabiduría, en palabras de Dios:

de poder, riqueza, sabiduría, fortaleza, honor, gloria y bendición.

Teniendo pues en el Tesoro de la Palabra Escrita, que nos ha legado por Revelación la Joya del Conocimiento Pleno de la Naturaleza de Aquel que se sienta a la Diestra de Dios como Rey Todopoderoso,  ¿quiénes fueron ésos y quiénes son éstos los que aún, sabiendo que Dios ha glorificado a su Hijo Amado hasta sentarlo en su trono, se atrevieron a confesar y confiesan para su Condenación Eterna y de los que les siguen a las Puertas del Infierno, las siguientes palabras?:

 

50.- Sola y exclusivamente Dios mismo perdona los pecados por Cristo Jesús, nuestro Señor. 51.- Quien permita a la criatura humana perdonar pecados despoja a Dios de su gloria para dársela a lo que no es Dios. Esto es en el fondo pura idolatría. 52.- De aquí que la confesión de los pecados hecha ante un sacerdote o simplemente ante el prójimo no deba considerarse como perdón de los pecados, sino como solicitar prudente y buen consejo.

 

Necios, hijos de una piedra, de inteligencia pervertida que sólo reconocéis ser verdad lo que brilla con el color de las piedras, hijos de bárbaros sin amor a la Civilización ni a vuestro prójimo, menos que vuestros padres de las cavernas y más animales que los salvajes contra los que decretasteis exterminio en nombre de vuestras confesiones malignas, puesto que como esos animales que repiten mecánicamente las palabras que se les enseñan así vosotros los versículos de la Biblia, sin entendimiento para comprender lo que con vuestros labrios pronunciáis,  ¿no habéis leído nunca lo que está escrito? :

Lo que atéis en la Tierra será atado en el Cielo.

¿Acaso por unos siervos indignos, que serán juzgados por sus delitos, puede ser abolido el Poder del Hijo de Dios? ¿Queréis destronar al Todopoderoso Hijo del Creador del Cosmos en base a vuestra perversa adoración sin límites hacia las piedras?

¿No sabéis que el Perdón de los pecados le fue dado por Dios a Aarón y sus hermanos y sólo ellos podían perdonar las ofensas contra el Cielo y la Tierra mediante un sacrificio sangriento, y que ese Poder no podía ser abolido por la indignidad de los siervos sino sólo por Dios?

¿En qué entonces revolucionó el Hijo de Dios la Religión sino en que  mediante el Sacrificio de un Cordero Divino: permaneciendo el Poder se abolió la Necesidad de sangre animal?

¿Acaso sois bestias  sin inteligencia? ¿No leísteis nunca lo que está escrito? :

“A quien le falte sabiduría pídasela a Dios”.

Pero vosotros ya erais sabios, y para alcanzar la suprema felicidad sólo os faltaba el Poder, ¿y de quién obtenerlo sino quitándoselo al Todopoderoso Hijo de Dios?

Vuestra locura corría pareja con vuestra ambición, así os lo hará saber mi Padre el día que os llame a juicio para escándalo de esos apóstoles vuestros que pretendieron abolir la Gloria de Dios cruzándole la cara a su Hijo con el guante de la Fe Predestinada desde la Eternidad para vuestra salvación y condenación de los demás.   

Como bestias sin inteligencia esta osadía maligna os alucinó el cerebro sin sesos que heredasteis de vuestros padres, y aplaudisteis  el orgullo de aquellos  santones siervos del Diablo que osaron abolir todo lo que el Hijo de Dios y su Padre edificaron para la Salvación de todos los hombres.

Pero he aquí que el que no quiera Salvación, así se haga su voluntad y siga a Satanás al Destierro, elegido por voluntad propia en nombre de su Orgullo.

Mirad su locura, ¡un puñado de barro aspirando a sentarse en el Trono de su Creador! Responderos a vosotros mismos, ¿no es locura envidiar a Dios? ¿Qué tipo de patología se le debe diagnosticar a quien  sueña con arrebatarle al Hijo de Dios su Gloria?

El Hijo de Dios da y vosotros le decís: ¿Vade Retro Jesucristo?

¿Acaso sois más grandes y sabios que el Todopoderoso Hijo Unigénito del Creador del Cosmos quien sabiéndose negado por Pedro no se atrevió ni  por asomo a poner en duda la Sabiduría de su Padre Omnisciente?

Sin embargo vosotros no sólo pusisteis en duda esa Sabiduría delante de la cual el Espacio, el Tiempo y la Materia se arrodillan, sino que en desprecio a los Sucesores de aquel Pedro le negasteis y le negáis a Dios el Poder de mantener su Elección. ¿Qué le responderéis al Hijo de Dios cuando os llame a Juicio, que Él es el culpable de vuestro delito por no haberle quitado a Pedro su Gloria el día que le negó?

Hijos de la Reforma, vuestra madre fue una perra bárbara que se prostituyó en los montes y en los bosques con los que las violaban ¿y vinisteis hablando de Santidad, vosotros bastardos habidos en la cama de una zorra?

Desde el principio negasteis al Hijo de Dios y no parasteis de alzaros contra su Corona hasta por fin declararos reyes sobre sus pueblos y señores sobre sus rebaños. Celebrasteis vuestras orgias en guerras malditas en cuyos ríos de sangre metisteis el cáliz que repartisteis hasta emborrachar entre vuestros adoradores. El Juicio de mi Padre sobre vuestras congregaciones será el del fuego sobre los valles secos.

Vuestros pecados son como una cordillera que baja hasta los infiernos. Mientras subís buscando destronar al Rey de la Eternidad, os hundís hasta los abismos donde tiene su trono Satanás. Así me ha dicho mi Dios, el Rey: “Les he dado un tiempo, tú, hijo, levanta la Voz y que escuchen el cuerno de la salvación hasta que se dé la orden de cerrar las puertas, las vírgenes que no sean halladas dentro serán entregadas a las tinieblas”.

La Gloria del Hijo es la Gloria del Padre y como el Padre le dio a Aarón y sus hermanos el Poder de perdonar los pecados, sacrificio sangriento mediante, así el Hijo se la dio a Pedro y sus hermanos, pues Nada hace el Hijo que no le sea mostrado por el Padre, y el Padre le muestra al Hijo todo lo que hace, y según le ve hacer al Padre así hace el Hijo.

Por esto hubo un Juicio del Mundo Antiguo, y acorde a esa Ley habrá un Juicio Final. Y el que se crea limpio de todo pecado que se presente delante de ese Hijo Todopoderoso a quien su Padre le muestra el Hecho de ser Dios. El que no  se crea un dios, y no padezca la locura de  Satán, creerse capaz de medirse a un duelo con el Rey del Universo, que corra y se agarre a un hermano de Pedro y le pida la absolución.

La Santa Madre Iglesia tiene abierta las Puertas del Cielo y el que no entre por ella no conocerá la Luz del Paraíso de Dios.

¿Qué deciros? ¿NO leísteis lo que está escrito?:

Yo les he dado tu palabra, y el mundo los aborreció,

porque no eran del mundo, como yo no soy del mundo.

Hijos de bárbaros sin cerebro de hombres a la imagen y semejanza de los hijos de Dios, el Mandamiento lo cumplisteis, y os será reconocido delante del tribunal de Dios,  “Honrad a vuestros padres” y en honor a ellos, como ellos aborrecieron a los Apóstoles, así vosotros los aborrecisteis en sus sucesores. Vuestros padres os arrancarán el corazón y os maldecirán por haberos rebelado contra quien tiene el Poder de Salvarlos y por vuestro Orgullo maldito los condenasteis sin remisión.

Este Apóstol suizo, como el Alemán y el Inglés y el otro Suizo serán llamados a Juicio, acusados de venir de Satanás para conducir a las naciones a las puertas del Infierno.

“El que esté limpio de pecado que tire la primera piedra”. El que no, que corra, porque hay en la Tierra quien tiene las Llaves del Cielo. Pues si grande es el delito por haber aborrecido a quien os dio a conocer la Palabra de Dios, aún más grande se hace el delito por haber roto la Unidad que en el Día de su Victoria  el Creador de la luz que le da vida a vuestros ojos le pidió a su Padre, diciendo:

Pero no ruego sólo por éstos, sino por cuantos crean en mí por su palabra,

para que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti,

 para que también ellos sean en nosotros,

y el mundo crea que tú me has enviado.

Vuestro pecado no es únicamente de ruptura de Unidad, vuestro delito es sin límites, pues por vuestra División le habéis cerrado el Camino a la Puerta de la Vida eterna a quienes por vuestra división despreciaron la Salvación en el Nombre de ese Señor al que decís adorar. La Condena de esos desgraciados pesa sobre vuestras cabezas, y el día que caiga y os aplaste no conoceréis otra luz que la de la gloria de Satanás en los infiernos.

Yo, hijo de Dios, celebro la Gloria de mi Rey y al Cielo levanto mi Canto. Qué bello fue tu Victoria, qué delicia de los sentidos tener tu Corona delante. Como  Oveja que corre tras su Pastor, como guerrero que salta a la orden de su Rey, como pajarillo que  hace su nido en las ramas del Árbol de la vida, a nada le temo, nada me asusta, nada me inquieta. Tu Nombre es la fuerza de todas las criaturas del Paraíso de tu Dios, en tu Trono tienen todos los Ciudadanos de tu reino su  Alegría y su Libertad. Mi Felicidad es completa.

Tú, Rey, el Amor de  Dios te rodea, sus Brazos son tu Gloria, sus Ojos la fuente de tu Paz. ¿Qué queréis con nosotros, hijos del Odio, adoradores de las piedras, señores de la guerra? No necesitamos nada, lo tenemos todo. Vuestras pasiones y vuestras ambiciones son ríos que van a parar al mar de los muertos. Sois fantasmas del Pasado, cadáveres escapados de las fosas que se niegan a ser desterrados del valle de los vivos. No  hay lugar para vosotros en la casa de la Alegría. Odiáis la Paz y amáis las Riquezas.

La Igualdad que viene del Amor a Dios y al prójimo os detesta. Es para vosotros como ramera con enfermedad mortal el gozo de la Fraternidad en Dios, nuestro Creador. Sois dioses, queréis vivir como dioses, y como dioses estáis dispuestos a matar a todo el que se levante contra vuestra gloria mortal.  

Pero yo he oído de Dios mi Rey una Voz llamando a la Celebración de una Victoria que la Eternidad ha acogido entre sus brazos, y como madre que adora a su pequeño lo arrulla con besos que no se agotan jamás, así el Hijo de Dios es su Niño, su Gloria, y he aquí que todos los pueblos de la Creación corren a unirse a la Conmemoración de la Fundación del Reino de Dios.

La Creación ha aguardado expectante esta Fiesta por siglos y siglos. Ya nadie se acordará del Juicio. Las lágrimas serán de gozo. Las palabras de dicha. De los Desterrados no se hará mención. No vivirán sino en la memoria de los Santos.

Sólo somos  pajarillos en las orillas del Río de la Vida. ¿Qué tiene que ver con nosotros la ambición y la pasión de esos locos que sueñan con sentarse en el Trono del Hijo de Dios? Abrid las alas, amigos, levantad el vuelo, hermanos,  el Paraíso no tiene fin  y dondequiera que vayamos seremos bienvenidos. Todos somos Uno. Una misma Creación. Ciudadanos del Reino del Hijo de Dios.

Mis pecados ya los lavé. Eran rojos como la grana y ahora mi alma luce blanca como la lana. Jesucristo es la Puerta del Paraíso y la Llave la tiene su Esposa, la Santa Madre Iglesia Católica. La llaman el Perdón de los Pecados. Lo que Ella desata en la Tierra queda desatado en el Cielo.

“Padre, he pecado de pensamiento palabra y omisión”… 

 “Yo te absuelvo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”...

“Amén”.

Es el Poder que Dios les ha dado a sus siervos. Pero el que esté limpio de pecado que tire la primera piedra. Aquella que ha sido acusada de Adulterio es la Esposa del Señor. ¡Dios los coja confesados!

Y baste a cada día su afán.

 

 

 

SEXTA PARTE

LA NATURALEZA SAGRADA DEL SACERDOCIO A LA IMAGEN Y SEMEJANZA DE CRISTO